martes, 6 de diciembre de 2011

Páginas en blanco.


Las páginas descolgadas de mi diario arden entre las garras del infierno. Estoy aquí, con los que fueron mis recuerdos. Rompiéndolos, quemándolos. Dejando que sus cenizas encuentren un ápice de compasión entre estas lágrimas. Estoy rozando el fuego con mis dedos. Me estoy quemando, me hipnotiza con su juego. Calor. Ten cuidado, no se vaya a apagar con el frío del invierno.
Recuerdos. Buenos, malos, imposibles. Eternos, dulces, amargos. Recuerdos engañados, miradas de desprecio. Sueños de un ayer borrado. No me arrepiento de nada, salvo de haceros daño. No penséis que quiero deshacerme de esos recuerdos. Solo creo que fueron momentos míos, grabados en mi memoria a base de tinta y pluma. Esas palabras, cada letra que arde, cada color, cada sabor, cada olor, cada recuerdo que formó parte de mí, forman parte de mi pasado. Un pasado que no quiero olvidar, pero ya es hora de pasar página y seguir escribiendo al ritmo del tocadiscos. Es mi pasado, mío. Y tengo derecho a deshacerme de él como me plazca.
Sí, es verdad que en él han participado muchas personas. Algunas, llegaron a mi vida y se marcharon muy pronto; otras, se quedaron un tiempo, dejando huellas en mi corazón y sé que gracias a ellos ya nunca más volveré a ser la misma. Es cierto, ese pasado les pertenece tanto a ellos como a mí, ya que todos colaboramos en él. Pero estas páginas siguen siendo mías y voy a quemarlas. Cada pedazo de recuerdo, cada pedazo de alma desaparecerá entre mis sentimientos caducados.
No debo arrepentirme de nada que me haya hecho sonreír, y no lo haré. Y sí, he cometido errores. Bastantes, diría yo. Y pido perdón por ello. Siempre tendemos a mirar hacia otro lado cuando algo no nos gusta. Pero no voy a rendirme y hacer que lo malo pueda conmigo. Prometo que siempre que algunas de estas páginas vuelvan a mi memoria, sonreiré. Porque fueron momentos que me hicieron sentirme alguien durante un estúpido minuto. Por eso hacemos fotos, para capturar un momento concreto. Una foto es parar el tiempo en ese instante, y queda ahí para toda la vida. Siempre decimos que queremos parar el tiempo en ciertos momentos, y que no acabaran nunca. Y todas y cada una de ellas están guardadas. Siempre las llevo conmigo. Una foto en sí no es nada, ¿no? Una simple foto tiene el don de enmarcar un momento, una situación concreta, el tiempo parado para siempre, una imagen que te hará recordar ese día siempre. Y sabrás qué hacías y porqué. Y es bonito guardarlo. Al igual que un diario.  Y estos recuerdos permanecerán intactos en mi memoria.
Puede parecer que esto es algo innecesario, estúpido o que estoy perdiendo un tiempo muy valioso. Solo te diré una cosa: lo que haga hoy es importante, porque estoy utilizando un día de mi vida en ello. Nunca será solo un recuerdo del pasado, una historia incompleta con final indeterminado. Nunca será solo una canción. Y creeme que haber llegado a tomar esta decisión me ha costado demasiadas semanas y algún que otro remordimiento. Soltar algo nunca es fácil. Ya sean los impulsos que hay dentro de ti, lo que piensas realmente de tus amigos o soltar a tu esclavo sexual y convertirlo en tu novio. Pero no hay nada más difícil que dejar ir a alguien que te importaba.
Desprenderse, en un acto de locura, de todos los recuerdos que llenaron tu día a día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario