jueves, 30 de junio de 2011

Hundidos.

Subes las escaleras hasta llegar a tu habitación.  
Está a oscuras. También fría. Pero no tanto como la otra. 
Tenues rayos del sol entran entre los pequeños huecos de la persiana.
Cierras los ojos y te hundes entre un montón de peluches que apenas recordabas. 
Sonríes.
Lo echabas de menos.
Te entierras cada vez más entre el algodón cosido con tus sueños.
Sueños hundidos en los recuerdos de un invierno más frío de lo normal.
Un frío helado que congela la sangre.
Como el de esta habitación. 

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