miércoles, 19 de septiembre de 2012

Punto y Final.



En dirección contraria. Contra corriente. Hacia atrás. Atravesando el camino. Al revés. Adelante y atrás. Diciembre. Enero. Febrero…
Fuerza, Poder. Arriba. Toquemos el cielo, rocemos las nubes. Sintamos la alegría que se inyecta en nuestra piel. Te impulsa, no puedes parar, porque lo sientes como una sobredosis.
Dime, ¿quién cambio el fuego por la luz? Porque estoy intentando arder y no puedo. Y todo lo que veo, lo que siento se queda incrustado en la cúspide. No baja, no sigue su curso. No es capaz.
Punto y Final. Ahora sí. Ya está permitido decirlo.
He tenido que esperar casi dos años para poder pasar página. Terminar con un ciclo; terminar con aquella montaña voluntuosa que amenazaba con explotar. Hoy, he conseguido apagar el fuego que bullía, que rozaba mi fuero interno impregnándolo de un fuerte olor a lavanda y falso.
Aquel olor de hospital.

 Todo cambia. Mi vida, la tuya. Incluso su banda sonora. Ya no plagia las canciones tristes de Invierno. No. Ahora disfruta y lleva grabada en sus letras la palabra "Felicidad". 
Algunas cosas desaparecen, como las burbujas de jabón. Pequeños espacios de locura que, de improvisto, se evaporan en tu mente. 
Y, otras cosas, aparecen. Así, sin más, aparecen en tu vida. Sin previo aviso, sin permiso. Y provocan en ti una de esas sonrisas con efecto P, de permanentes. 
Realmente necesitamos estos cambios, ya sea para madurar, crecer o descubrir a personas VIPs que se escondían como Wally en sus libros. 
No debemos arrepentirnos de nada que nos haya hecho sonreír, pero es bueno continuar... no quedarse encerrado en una de las páginas de tu historia. Seguir contracorriente. Y marcar un punto.

En fin, se acabó. A partir de ahora cierro esta parte de mi vida, repleta de momentos que nunca podré igualar, ya sean buenos o malos, e inauguro el comienzo de mi nueva vida. Mucho mejor que la anterior.


  "Puede ser que la vida no sea la fiesta que esperábamos que fuera... pero ya estamos aquí, así que no nos haría ningún daño bailar un poco"

lunes, 10 de septiembre de 2012

Con V de valentía.

Una vez, un muchacho, llamémoslo V, estaba en la playa con su hermano, llamémoslo H. Mientras jugaban, olvidándose del tiempo, se adentraron en las profundidades marinas. De repente, H sintió que algo le arrastraba atravesándole la pierna. Era un tiburón. Muerto de pánico y en estado de ansiedad, pidió ayuda a su hermano V que chapoteaba con fuerza el agua para atraer la atención del tiburón que casi mata a su hermano.
El tiburón, alterado por el rojo del agua, se abalanzó sobre V arrastrándolo 50 metros a las profundidades de las que creyó que no volvería a escapar...
 
Días después, V despertó en el hospital descubriendo a su hermano a su lado en una camilla. Este solo conservaba una gran herida con sus correspondientes puntos. Sería su marca, su anécdota.
Entonces, quiso incorporarse y abrazarle pero algo se lo impidió y no fueron ni los enfermeros ni sus padres que, con angustia y tristeza, le contemplaban en la habitación... Oh, no. Fue algo más personal, fue su pierna izquierda.
Había desaparecido.
Miró a sus padres y repetidas veces a su hermano. No necesitó respuesta. El tiburón se la había arrancado. Y en su lugar ahora poseía un muñón. Le dolía, pero el dolor era más psicológico que físico.

Meses después...
Aquel muchacho que había perdido la pierna participó en los Juegos Paralímpicos en la prueba de natación. Ganó la medalla de plata.
Y, en una entrevista, cuando le preguntaron que si no se arrepentía de haber entretenido al tiburón para salvar la vida de su hermano contestó:
- No, porque piernas, tenía dos; hermanos, solo uno.

Basado en hechos reales. {Historias que conmueven}

martes, 4 de septiembre de 2012

A escondidas.

Y entonces aquella chica de ojos negros descubrió que las mentiras, los encuentros casuales y las miradas a escondidas no eran una casualidad. Y decidió cortar por lo sano. Acabar... con todo.

 FIN