miércoles, 18 de septiembre de 2019

Decepción.

Decepción eres y en recuerdo te convertirás.


FUE(GO).

No eras tú.
Tú no eras la mecha.



Vivir como si...

Como si fuera la última vez.
Como si fuera la última piel.


Encriptado interior.

Cenizas en vena. Corazón ardiente. Sin apenas latidos bajo la piel. Cerebro palpitante al reconocer tu rostro entre la multitud.

Polvo de estrellas entre tus pupilas. La luna entre tus mejillas. El sabor de tus besos en mi piel. Y una sonrisa cobarde.

El sonido de la risa más sincera. Tus manos rozando las mías. Acercas tus arterias a mi pobre y grisáceo corazón, que se enciende lentamente y acalla la razón.


Vacaciones.

Trece. Y Martes. Y una canción al revés. La sonrisa despeinada. Y los miedos haciendo cola a tu espalda.
El sol acariciando nuestras mejillas. La espuma del mar. La risa de las gaviotas. Y las olas precipitándose contra nuestros cuerpos.
Los abrazos de oso. Las películas por la tarde y las charlas a media noche. Y los sustos (in)esperados.
La noche. Los cócteles mal elegidos y los juegos. Las fotos de imprevisto. Que si no me acuerdo, no pasó.
Que si tú me dejas caer, ellos me levantan. Navegando contra el viento. A mucho viento, poca vela. Y, aquí, cada loco con su tema.



domingo, 28 de abril de 2019

Un abrazo.

A veces no sabes que necesitas un abrazo hasta que te dan uno.
Y los trozos que te forman empiezan a reconstruirse.



Un corazón convaleciente.

Un corazón convaleciente
por las piedras que le han tirado de frente
pero, sobre todo, por detrás.

Una mirada que se cruza
al pasar aquel recuerdo por tu mente
una vez más.

Qué difícil es volver a entrar
por las puertas de un hospital
y oír a los goteros derramar lágrimas
al verte regresar.

Una sonrisa perdida en esta cárcel de cristal,
que no sabe de quién viene;
que no sabe a dónde va
y solo quiere escapar.




A veces.

A veces no sabes que echas de menos a alguien hasta que te encuentras con esa persona; hasta que cruzáis dos o tres palabras; hasta que ves a esa persona siendo con otras tal y como era contigo.
Lo que descubres después es que no echas de menos a la persona real sino a la persona que creías que era; la que te hizo creer que era; las que crearon tus expectativas.

A veces no sabes que echas de menos a alguien hasta que eres consciente de que todo ha cambiado; de que esa persona no va a volver; de que no quieres que vuelva. 



Diamantes.

Existen algunas personas 
(aunque a veces cueste creerlo) 
que valen realmente la pena. 
Son un lujo. Son la suerte.
No puedes permitirte el error de perderlas 
porque gente así no aparece todos los días. 
Ni todos los años.
Son personas que están incluso cuando no están aquí. 
Son personas que no suelen darse cuenta del bien 
que traen a tus días y a tus heridas.

Gracias por ser y estar.



Dedicado a Sara.

Perder.

Hay gente que, en vez de enfrentarse a sus problemas, huye de ellos. Esas personas piensan que así estarán cada vez más lejos. La realidad es que su mente se queda anclada en el pasado. Y así es imposible avanzar.


Funambulista.

La caída está siempre tentando a nuestra suerte. Pero tú no mires al suelo. Tú sigue cruzando la cuerda. Aunque miren; aunque la caída sea inminente. Y, cuando caigas, ponte de pie. Vuelve a intentarlo.
Lo vas a conseguir.
Poco a poco.


Golpea.

Creo que ya no pueden partirme el corazón.
Solo queda el frío de aquel duro invierno.
Solo lo inunda el silencio de cada decepción.

Pero yo sigo aquí.
Golpea.
Ya no puedes destruirme.


miércoles, 10 de abril de 2019

Dices.

Dices que soy fría porque no digo lo que siento
cuando no siento lo que digo.

Dices que soy un muro porque la piedra
ha tallado lo que queda de mí.

Dices que no te demuestro lo suficiente
pero prefiero ser yo
antes que fingir ser quien tú quieres que sea.

Dices y, entre tantas palabras, me alejas
justo cuando quieres acercarme a ti.

Que crees saber cómo soy
solamente por lo que te han contado de mí.

Que crees haber descubierto mis cicatrices
sin haber rozado mi piel.

Que soy un gato asustado
al que no puedes obligar a querer.

Que soy como la tinta
que tatúa este papel.

Que soy esa llama
que no se atreve a prender.




Rotura arterial nº1.

No he muerto nunca.
Todavía.
Pero sí he nacido dos veces: una, llorando; la otra, sosteniendo mi alma, fracturada en mil pedazos.

Que no siempre te rompe el corazón un amor.
Que, a veces, lo hacen otras cosas.



Sabor a carretera.

Me muerdes los miedos.
Tus brazos me saben a las vías de esta vieja estación.
Tu luz se amontona en mis antenas.
Y me quema.

Las nubes ya no amargan.
Me besas las esquinas de este cuerpo oxidado.
Me duele este abrazo que sabe a carretera.
Y me quema.

Tiemblo entre tus parpadeos.
Entre tus labios, rotos por el frío invierno, bailo hasta encontrarme.
Olvido los motivos.
Y me quema.

Me quema incluso recordarte.
Recordarte por descuido.
Que no merecéis ni mi fuego. Ni mi luz.
Ni el tiempo que hemos compartido.



Poco a poco.

Estoy reconstruyendo heridas
para que no puedan cortarme.

Estoy reforzando muros
para que no puedan pasar.

Estoy venciendo mis miedos;
sustituyendo el qué dirán.

Estoy en proceso de resarcirme
de este atroz huracán.




La fecha de mi muerte.

Esa noche murió.
No encontraron venas en su sangre. Ni mercurio en sus arterias.
Sólo polvo en su mirada y lágrimas en sus mejillas.

Esa noche murió.
Muerta de miedo, sola y sin pesadillas.
Con mariposas que se derramaban por sus muñecas, dejando escapar la vida.
A borbollones.

Esa noche murió.
Con la mirada perdida y aún más perdida la ilusión.



Despedidas.

Qué mal llevo las despedidas.
Sobre todo cuando son de personas que te arrancan un trozo del pecho. Sin permiso ni complejo. Sin compasión ni medida.
Sobre todo cuando son de lugares que brillan. Sin farolas ni fuegos artificiales. Lugares que iluminan cada noche con su dulce reflejo.



Desastre antinatural.

Soy una cicatriz,
una grieta,
el muro al que te enfrentas.

Soy un desastre,
una historia mal contada
por aquellos que la ignoran.

Soy locura desmedida
y razonamiento lógico,
la paz que tanto envidias
y el verde de mis ojos.

Soy papel y tinta,
soy de aspecto frágil,
soy ardiente fuego
que se aviva con coraje.



lunes, 28 de enero de 2019

Finales que son comienzos.

Una metáfora que cae por su propio peso.
Una mentira que puede ser verdad.
Una mañana perdida
y aquí lo empezamos a notar.

Quiero dormirme en tu mirada,
segura del qué dirán,
bajo unas nubes que despejan
la enfurecida serenidad.

Hemos perdido la locura
entre los acordes de aquella estación.
Hemos tocado fondo
para reinvertir la situación.



jueves, 17 de enero de 2019

Cruces, heridas, canción.


Las luces de los semáforos principales comienzan a parpadear. Los árboles agitan sus misterios y camuflan el vendaval. La noche se ha dejado llevar.

Los chupitos devoran tus labios, que temen desvelar remordimientos antes de irse a acostar. De sol a sol, de luna a luna, nadie te impide trasnochar.

Esta noche lleva labios rojos y travesura desmedida. Se ha quedado mirando tus pestañas. Se ha perdido en tus pupilas.

Esta noche quiere marcha, quiere desgarrar la herida.

Conmigo.

Mis maletas se han acostumbrado
a los trayectos cortos
porque tengo el corazón en números rojos
y cenizas entre los recovecos.

Son las once y media de la noche 
y te presentas en mi puerta 
con aquel libro 
y una sonrisa de otro planeta.

Que ya no me queda tiempo
para robar
las estrellas de Madrid.

Que a veces necesito parar 
y rescatar 
mi yo más profundo...








Thank you for the good times.

No puedo prometerte que las cosas serán fáciles. En verdad, nunca lo serán. Te lo pondrán difícil; te intentarán derribar; y, cuando estés a punto de alcanzar la cima, te empujarán al vacío y tendrás que volver a empezar. Lo único que puedo asegurarte es este momento. Ese abrazo fuerte que lo dice todo sin palabras. Esa llamada. Esa mirada que lo entiende todo. Ese apretón de manos. Esa sonrisa Y el sonido de nuestras risas entrelazadas.




Dedicado a María Sánchez.


1 de Enero.

Hoy me ha dado por buscar un buen libro entre estos días de oscura soledad.
Que es invierno y el frío pesa en nuestros versos.
Que es el comienzo. Un día nuevo.
Que ya te vale, ya llegas tarde.
Estos instantes me los ha robado un cobarde.