miércoles, 29 de febrero de 2012

VAS.

Olvidaste todo lo que eras y te convertiste en la princesa de tus sueños. El inconveniente: que solo existías en tus sueños. Fuera de ellos solo eras una pobre desdichada... {Vieja, Sola y Acabada} Todavía no consigo recordar en qué momento te perdiste, qué fue lo que ocurrió, por qúe no te pudimos salvar. Como dijo el Doctor K "La reina se inventará amigos, pero ella al menos tiene a alguien". Te empeñaste en ser la mejor, PERFECCIÓN solías decir tú. Y lo único que lograste fueron Mentiras criticando a la M del diccionario. Aún no recuerdo en qué momento embarcaste tú sola, sin él... porque los demás ya estábamos lejos, fuera de tus salones de té y pastitas de chocolate refinado poco hecho para los no recibidos en tu Gran Hotel.
En fin, me has decepcionado. Supongo que ya te lo esperabas.
Por cierto, olvidaste a tu príncipe azul en tus tacones quilométricos que tan bien  sabías llevar. No quiere volver a verte, tu hechizo ya no le sirve.
Fdo: Tu reflejo.

Memories ~ {Escríbemelo en un mensajito}

Para cuando quiso darse cuenta, los soldados partían hacia su posible último viaje, su último destino en las milicias. Era imposible que le encontrara entre tanto fusible, pólvora y lágrimas de tantos ojos perdidos en aquel sin sentido.
***
Un vestidito de flores para acompañar a la preciosa mañana de primavera. El sol rasgaba con sus primeros rayos mi almohada, amenazando con alzarse en el horizonte.
Sobre la mesa, un viejo libro de páginas teñidas por el tiempo y el polvo de las estanterías del despacho de mi padre. Allí lo había encontrado y allí lo devolvería antes de que mi padre descubriese que faltaba un recuerdo perdido.

martes, 28 de febrero de 2012

Sigo siendo la misma, pero con otros ojos...


Abres los ojos. El sonido de los aparatos funcionando te desvela. El suero está incrustado en tus venas. Sientes sueño, dolor de cabeza. Sientes ese olor. Vuelven esas ganas terribles de ahogarte en tus penurias sin darle demasiada importancia a la bandeja con comida sobre la mesa. Tienes la boca seca, pero no soportas probar el agua de esa botella. La anestesia está desapareciendo pero las ganas de devolver no cesan. Miro más allá de las figuras andantes por la avenida que no cesan ante el inminente ruido, más allá de la clínica. Entonces, llega una enfermera. Te mira. Odias esa mirada… siente pena. Desvías la mirada. Ella ve que no has probado nada. Cree entender el por qué, pero no puede. Finalmente, se aproxima a ti y, acariciándote, te pregunta:

-    ¿Lo más duro es el tratamiento?
-    No, lo más duro es no verles, estar a 800 km de casa. Lo más duro es no ver a tu familia durante meses, no poder dar ni un paso sin caerte o no sentir el contacto de su mano en mi piel. Eso es lo más duro, no un estúpido tratamiento.

Puedes cambiar de cielo pero no puedes cambiar de estado de ánimo.

Me estoy consumiendo poco a poco entre estos sueños, y nadie puede sacarme de ellos.

lunes, 27 de febrero de 2012

Como una idiota. {Diagnóstico: Bajón&Instinto Homicida}

Pienso mucho en todo, me paro, le doy vueltas a lo que rodea mi vida, un conjunto de situaciones algunas más y otras menos complicadas, mejores y peores, pero entiendo que nadie dijo fácil. No venía un manual al nacer con instrucciones de cómo vivir sin sufrimiento, seamos realistas... Tengo pocas cosas claras por la edad que tengo. Supongo que es lo normal. Etapa de dudas, descubrimientos conmigo misma sobre mis ideales, mi personalidad, mis principios y en la gente que me rodea.
Lo que sí puedo decir es que en momentos como este, me cuesta bastante sonreír. Me resulta muy difícil salir a la calle y hacer como si nada hubiera pasado, como si todo fuera normal.


Pretendo hacerme una más del montón para no llamar la atención, para que no me juzguen demasiado supongo. Pero después de todo, ahí estoy, esa morena que veis ahí tiene dos narices bien puestas, la ves sonriente, la ves de pié y con la cabeza alta, esa chica loca que parece no tener problemas pero en el fondo está destrozada por dentro, consumiéndose poco a poco, que desearía llorar hasta quedarse sin lágrimas y gritar hasta dejarse la voz, para que quien sea la escuche. Lleva mucho tiempo gritando a pulmón abierto y nadie la escucha, no tiene voz... Es como si algo estuviera taponando su garganta, apretando con fuerza, presionando para que no sea oída. Siente como si hubiera 500 ojos sobre ella esperando la oportunidad para ponerle una zancadilla. Para no dejar que se levante, y cuando consigue levantarse no la dejan mantenerse, ni si quiera para disfrutar de esos momentos de felicidad.
En el momento justo en el que piensas que nada puede contigo, que por una vez en la vida eres feliz pase lo que pase porque tienes contigo a las personas que necesitas, las verdaderamente importantes y con ellas te sobra todo lo demás, al final, siempre falla algo, siempre te tiran al suelo, así continuamente.
Ella se pregunta: ¿Por qué? Es decir, ¿Por qué la buena es la que sufre? Es totalmente contradictorio. Creo en el "karma" creo que la vida será justa contigo y te devolverá todo lo que tú des a las personas, pero no sé si hice algo en otra vida o es que simplemente no le caí bien a este mundo.
Siento que confío y por confiada me agarran no sólo la mano, sino el brazo las piernas y acaban tirándome desplomada...

viernes, 24 de febrero de 2012

Nunca volveremos a ser las mismas.

En algún momento eché de menos tus  locuras encauzadas en las noches de luna llena, y yo tan sólo cerraba los ojos, acariciando con la planta descalza de mis pies algunos recuerdos, un poco de mí. Seguía en la espiral de suposiciones, en la espiral de mis preguntas; mis dudas existenciales... Y en el éxtasis de la noche solía resurgir mientras arqueaba mi espalda y retomaba mi vida. Y si estaba o no, era ya otra historia... Durante muchos amaneceres corrí detrás de varias personas buscando algún tipo de salvación, y finalmente terminaba salvándolas yo a ellas... Pero hoy todo es distinto, ¿Sabes? El tráfico es igual, las mentiras siguen siendo secretas, los abrazos me siguen pareciendo un arte... Pero nosotras, ya no somos las mismas.

miércoles, 22 de febrero de 2012

No se puede explicar con palabras eso de quererte.

Hoy ha sido uno de esos días, he seguido mis instrucciones...y cuando he salido al patio a dormirme contando estrellas, he escuchado a mi corazón susurrar tu nombre, y con delicados trazos, dibujarlo sobre mi alma. El cielo ha comenzado a despejarse, las nubes perdían intensidad, rindiéndose ante el recuerdo de tus ojos, para dejarme ver tan solo un par de estrellas en una pequeña parcela de cielo, cercanas desde mi posición. Si detenías la vista conseguías ver las fibras doradas de sus corazones tejiendo un camino que pusiera fin al espacio que entre ellas se interponía. Nos vi reflejados en ese pedazo de cielo...somos ese par de estrellas, ese par de canciones. Y jamás nos apagaremos, jamás podrán eclipsarnos, como tampoco perderemos el ritmo, ni nuestra letra dejara de parecer un grito lanzado con júbilo desde el alma.
He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible. Y pensar que las cosas más ridículas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas, porque su simplicidad no tiene comparación…

Y sí, quiero despertarme cada mañana contigo y jugar al escondite antes de ir a buscar un trabajo que nos llene el frigorífico. Quiero verme reflejada en tus ojos, que me cohíben y no dejan que sostenga la mirada en ti sin reír o agachar la cabeza. Escúchame decir cosas estúpidas y ríete. Compartamos películas. Celebremos nuestros santos regalándonos mierdas simbólicas.
Comprémonos un piso. Hipotequémoslo. Llenémoslo con electrodomésticos y pintemos las paredes de un dorado que se queme con el sol. Encerrémonos allí durante días. Desde el atardecer hasta el amanecer, con las cortinas bajadas y una nochecita dentro de las sábanas.
Continúa queriéndome mientras pasan las décadas...
Te quiero, y defenderé ese sentimiento mientras las estrellas sigan hiriendo el cielo, y las canciones sigan despertando corazones.

Y todavía nos queda mucho que hacer por aquí… veintiuno #

jueves, 16 de febrero de 2012

Carta a Peter Pan.

Querido viejo amigo:

Veo que has vuelto al País de Nunca Jamás. Aunque ya no significas tanto como antes.
Desde tu marcha es invierno. Los pequeños copos, suaves, tiernos, me rozan las mejillas en el rubor de la mañana. Apenas sale el sol y el bravío mar azota los navíos encallados en el puerto. Las hadas han fracasado en su intento de hacerte volar. {Quieres rozar el cielo con los dedos, pero eso es cosa de ángeles no de vagabundos} El polvo mágico es una cuestión de confianza, aunque te cueste creerlo. El cocodrilo ha sido encerrado por Garfio en el Castillo Negro. Y allí, a punto de morir, espera un sacrificio por su cruel destino inevitable.

Debo agradecerte que me salvaras de los peligros que podía correr en aquel tiempo. Pero ya no soy una niña, soy una mujer, la Jefa de la tribu. Y reinaré entre las montañas y los bosques, entre el mar y la tierra, en la roca y el árbol hasta que mis manos arrugadas supliquen tu regreso y la paz tan deseada.
Creo que piensas que con un acto, todo lo demás sobra. Piensas que puedes escapar, volver hacia atrás. No, te recuerdo que Garfio ha destruido todos los relojes para perder la noción del tiempo. Y lo ha conseguido. Ahora solo las estrellas pueden mostrarnos la diferencia entre la luz y la oscuridad.
Te esperé. Todos esperamos que volvieras. Sabíamos que tu amor por Wendy abarcaba más allá de estas tierras. Pero con tu marcha perdiste aliados.

He querido ir a buscarte muchas veces. Pero con el paso de los años me convertí en un leve murmullo en tu cabeza. Te olvidaste de los niños perdidos, de Campanilla, y con ellos, del País de Nunca Jamás.
Recuerdo cuando bailábamos frente a la hoguera y buscábamos el destino escrito en las estrellas. Ingenuos niños.

El refugio está vacío y en ruinas. Tranquilo, los niños perdidos están bien. Simplemente, han cambiado de casa. Ahora trabajan para el capitán Garfio. Me cae bien, es un gran pirata. Su vida se basa en una serie de catastróficas desdichas.

Espero que algún día vuelvas. Pero me temo que tu nombre ya no lo canta el viento, sino las sirenas que se niegan a creer que no volverás. En fin, no hay más ciego que el que no quiere ver.
Espero que, al menos, cuando leas esto te acuerdes de mí.
Fdo: Tigridia, la princesa de los Indios.

martes, 14 de febrero de 2012

Convalaria.


Sí, es una vez al año. Un día material, consumista. No es más que un mero trámite, un deber, un acto mecánico. Pero, mentiríamos, si dijésemos que no nos encantaría que apareciese por la puerta con una rosa y un “te quiero” en los labios.

Pies pequeños pero firmes, de los que siempre dejan huella.

La profundidad del sonido de sus cuerdas vocales penetra en tus oídos y recorre tu cuerpo para hacer que las palabras que conforman el texto se graven a fuego en tu corazón. Las cuerdas de su guitarra alentadora te envuelven y acarician suavemente, deslizando una melodía cubierta por los sentimientos más sinceros, llegando a tocar tu alma. ¿Ves como esa dulce letra te invade por dentro? La sientes aún más, te llega a limitar los pensamientos. Solo quieres seguir tocando, imaginarte en un escenario; los fans a tus pies, y tu guitarra danzando en tus manos suaves que dibujan canciones configuradas en la afinada partitura escrita hace unos días.
Siempre quisiste contárselo, y te creíste inferior por ello. Ahora yo te digo: eres valiente. No todos hubieran llevado tan bien una canción imposible.
Alguna que otra vez intenté acompañarte junto a la melódica Hipocresía. Intentamos ayudarte. Pero no somos una bola mágica ni una mentira constante. Somos tus amigos, solo podemos intentar sacarte una sonrisa. A veces, significará mucho; otras, no será suficiente. Pero tú sigue tocando, no pares. Eres buena, demasiado. Olvida las críticas, algún día querrán tus autógrafos.


Hay canciones que invitan, que rechazan; canciones que enamoran, que armonizan, que enfrían, que transmiten; cálidas, con las que pierdes el aliento, o te ayudan a recuperarlo, que dan vida a una noche, o le roban sus estrellas para adornar sus líneas. Hay estrofas que definen vidas, que marcan estilos, que dejan huellas, hay ritmos que contagian, que te hacen vibrar. Pero nunca encontrarás a nadie como ella.

domingo, 12 de febrero de 2012

Magnum. {capítulo 1. Sierrasesúmaga}

Encontré en el pasillo las huellas intachables del doctor. Con aquella robusta chaqueta, le vi tomándose un café en la cafetería del hospital. Divisé un café solo con una tostada untada en mantequilla y mermelada. Sin azúcar, sin sacarina, sin acompañante. Leía muy entreteniado unos informes que guardaba en una carpeta azul. Siempre la llevaba con él. Era la misma que había llevado en el momento de tomar mi decisión, en aquella habitación. Había pasado tanto tiempo…
 A pesar de todo, el tiempo lo había tratado bien. Sin arrugas, sin canas y con 50 años encima, se conservaba mejor que su hijo. No había cambiado nada, ni siquiera el volumen de su barriga.
Terminó de leer los informes, pagó y se marchó. Sospechaba que al pasar por mi lado no me reconocería. No me equivoqué. A diferencia de él, yo sí había cambiado. Me había crecido mucho el pelo, lo llevaba por debajo del pecho, ondulado. Estaba más alta, más mujer. Con los labios más rojos, más morena. Estaba más delgada por la natación pero seguía siendo igual de patosa a la hora de combinar mi ropa. Algo que no habían cambiado eran mis ojos: grises, con las pestañas tan largas que rozaban las estrellas, y las cejas finas, protegiéndolos. Acababa de terminar la licenciatura y había venido desde Venecia a verle.
-  Doctor Sierrasesúmaga, disculpe.
-   Sí, ¿nos conocemos?
-   Soy yo, Melania.
Le entregué un collar que observó sorprendido. Un ángel encadenado tocaba la flauta a la luna. Una obra maestra.
-  Una pena que ya no se hagan piezas como esta- respondió, devolviéndomelo acompañado de una sonrisa.

domingo, 5 de febrero de 2012

Magnum. {Introducción}

De noche, a oscuras. Revuelves el armario buscando una única prenda que ponerte para esconder tu cuerpo. Intentas salir de la habitación desordenada pero a tu paso encuentras restos de la ropa de anoche. Consigues hacerte paso. Un pantalón casi perfecto y una sudadera DC te saludan en el pasillo. Recuerdas habérselos quitado al muchacho que yace en la cama, dormido profundamente.


Una sonrisa te recuerda que no estaba previsto, que fueron impulsos e infartos consecutivos los que te trajeron las ganas. El remedio no estaba servido en la mesa y tampoco los remordimientos.
Escuchas el murmullo del tráfico en la calle. Miras el reloj. ¿Quién puede estar levantado a las cinco de la mañana? ¡Ah, sí! Yo. Da igual, supongo que no todo el mundo tiene la suerte de trabajar como psicóloga en un centro especializado a partir de las nueve de la mañana. Recoges tus objetos personales y terminas de vestirte, colocándote las botas negras que perdiste en el salón. Intentas no hacer ruido y rebuscas en un diminuto armario las llaves que abran la puerta de salida al exterior. En efecto, siguen allí. Abres con sumo cuidado y cierras ahogando el chirrido de la puerta. "Quizás, no vuelva a verle" pensé. En fin, era un sin sentido pero la sudadera era bonita. Así que, tengo una excusa para volver a verle.
{...}

Desperté pasadas las once de la mañana. Daba igual, no tenía trabajo. Debo admitir que soy un mantenido. Un niño de mamá y papá, hijo único. Un pisito en el centro, un mercedes e innumerables caprichos que, quizás, llegaron a costar una fortuna a mi tarjeta de crédito, como la televisión de 57 pulgadas con internet en 3D que hay en el salón.
Me levanté sin reparar en el desorden que me envolvía y, aún en calzoncillos, fui a la cocina a desayunar. Al no haberla encontrado al despertarme, ni en el salón ni en la cocina, supuse que trabajaría.
Alocada y peligrosa, la oportunidad se me presentó en bandeja en la discoteca de siempre a la hora de siempre. Aparentaba ser como todas las demás. Fáciles y juguetonas. En lo segundo no me equivoqué. Pero en lo primero... Era una nube, se me esfumó entre mis brazos sin darme opción. Era un sin sentido. Y era necesario provocarla, adentrarme en su cintura para poder entender, digámoslo así, otros pensamientos, otras ciudades, otros sin sentidos. Aún no entendía el por qué, pero me había dejado con mono. Sin el de por la mañana.


Fui al salón. Puse una de las 300 películas repartidas por las estanterías y, casi sin quererlo, reparé en la tinta escrita en mi brazo. Un número de teléfono. No estaba seguro pero si era ella, volvería a repetir una noche así. Al fin y al cabo, era un sin sentido.

La vida es Bella.

¡Buenos días princesa! He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Solo pienso en ti princesa. ¡Pienso siempre en ti!


Aceptaremos un pulpo como animal de compañía.

No podemos controlar el aire, la fuerza del agua al caer. No podemos impedir la noche más oscura, solo afrontarla. Nunca llegarás a  tocar la luna, ni siquiera en un mísero esfuerzo. Desdichado, frío. No podrás impedir que el sol se desvanezca entre las montañas y vuelva a alzarse triunfante a la mañana siguiente. No está en tu mano, ni en la mía. No lo estuvo en la mano de Galileo Galilei, por qué iba a estarlo en la de Pitágoras. No eres el dueño de un destino incompleto ni de hacer volar a un alcón hasta su refugio. Nunca fuistes más que eso, palabras. Simples palabras con un poco de efecto. Un óbice en el camino.

Intentas despertar. Sus lágrimas acechan en tus mejillas. Estás a punto de explotar. Niegas estar mal. Pero tampoco estás bien. Entonces, ¿cómo estás? Pues... simplemente no estás. Bueno, sí, pero es tan incomprensible... como una cama vacía.
{Bed, passion, cute, love}

Que los comienzos empiezan por finales hasta alcanzar el Do grave en su partitura. Nunca me encontré con el destino y le pregunté hacia dónde ir. Tampoco creo que deba hacerlo ahora. Simplemente lo considero un espacio vacío en el tiempo que dentro de unos meses habré olvidado vagamente y enterraré junto a una caja de cartón.