lunes, 27 de agosto de 2012

Demasiada hipocresía para lo que me resbala la falsedad.


La vida siempre ofrece una segunda oportunidad… pero no veinte. Y tú ya has agotado las existencias.
Siempre me culpaste por tu dolor, por tu soledad, por tu adicción. Pero nunca supiste aceptar que la culpa fue solo tuya, que tú lo enredaste todo. Que el mejor juego de cartas para ti es el solitario. Sinceramente, a pesar de todo, nunca me lo esperaba de ti. No de ti.
Nunca te quise, nunca fuiste nadie para mí. Nunca vas a ser nada. Quizás pienses que llegaste a rozar mi alma pero no alcanzaste ni la suela de mis zapatos. Y lo que más pena me da es que la mayoría de las personas saben que eres un falso, no confían en ti.
Tus mentiras se han caído, derrumbando tu castillo de naipes. Has roto los contactos de tu agenda y has jugado a ser importante… pero no eres nadie. No es una opinión, es una idea común.
Sé que ya se te ha sido devuelto todo el daño producido por tus dardos venenosos. Pero, ojalá recibas otra porción de tu dosis. Eres venenoso, por eso entiende que no quiera mezclarme con víboras.
Me has decepcionado. Pensaba que… eras distinto. Que mentían sobre ti, pero no eres más que una copia barata.
Has fallado en cada uno de tus intentos. Y aquellos que se hacen llamar “Amigos” son una parodia de tu vida. Saben como eres y te tienen fichado. A los amigos hay que tenerlos cerca, pero aún más a los enemigos.
Has demostrado tener más caras que un dado de póker. Ahora te toca a ti probar de tu propia medicina. No es una amenaza. Es la repetición de historia.

Bienvenido a mi juego.

jueves, 23 de agosto de 2012

Dibujando sonrisas {Profesional}

Puede ser que la vida no sea la fiesta que esperábamos que fuera, pero ya estamos aquí... así que no nos haría ningún daño bailar un poco.



lunes, 20 de agosto de 2012

Se esfumó como el humo de aquel cigarrillo.

Descubrió que todo había cambiado. Ni la lluvia mojaba ya su paragüas ni el sol secaba su cabello. Pensó que se había disfrazado. Pero el Carnaval estaba muy lejos.
Ya no recogía el correo, ni observaba la caída del sol junto a su guitarra. No, la había tenido que vender para pagar el alquiler.
¿De quién fue la culpa? No sé, del alcohol quizás. Lo único de lo que siempre estuve segura era de que echaba de menos aquellas canciones que solías inventarte en un par de papeles mal colocados.
Pero eso quedó muy atrás. Muy, muy atrás.

lunes, 13 de agosto de 2012

Ácido para los recuerdos.


Silencio. Silencio. Retrocede un poco más, hasta aquel rincón dulce y frío a la vez. Siéntelo. Busca el silencio. Refúgiate, que tus lágrimas se muestren sinceras y tus palabras cortantes. Arriba, disfruta que vuelve lo bueno. Sal, sonríele al camarero que te sirvió la copa justo a la temperatura en la cual desbordas tú “yo” más provocador.
Pero… busca ese silencio. El que te dejó sin habla.
Sin censuras, búscalo. Porque dónde se encuentran los sueños, el enrevesamiento del empapelado es provocado por el silencio. Fugaz y encerrado como los sueños; o en estado gaseoso. Da igual cómo, da igual cuándo.
Solo somos una burbuja que sube y baja al antojo de su titiritero, ausente caballero que busca desesperado el silencio.


Mi corazón late, pero por dentro me estoy congelando. Respiro, escucho pero no surte efecto. Mis manos tiemblan, he perdido todos mis sentimientos. Sentimientos caducados.
Y no hay vuelta atrás esta vez. Intentamos no estrellarnos, pero aún nos chocamos. No sé a dónde voy, ni si mis pasos me guiarán pero debo confiar. ¿Confiar? No, quizás solo sea un sueño, un espejismo. Tal vez, un reflejo.
He perdido todas las direcciones, y los mapas están rotos. ¿A dónde debo ir? Quién sabe.
Voy a tomar cualquier camino que me lleve a donde debo ir. Da igual cuál sea. Difícil, oscuro, enredado. No importa, porque lo único importante son esos sentimientos caducados.

 

viernes, 3 de agosto de 2012

ochenta y nueve.


En aquel lugar, a cinco canciones desde mi casa, esos aires de superioridad aumentan alcanzando niveles más allá del infinito de sus ojos. Todo era muy fácil, hasta hoy. Hasta hoy.  No quieres convertirte en lo que son ellos pero... quizás ya lo seas. Analizando sinceramente la situación y, pensando con los pies fríos, lo has sido siempre.
 
 Naturalidad.