Pero, ¿por qué les resultan a los demás tan chocantes
nuestros cambios? Ellos también los experimentan. Sin embargo, no se critican a
sí mismos. Pero qué otra cosa puedes hacer cuando tienes el corazón roto,
cuando tu camino se trifulca y te rompe todas las esperanzas.
Las personas necesitamos cambiar, experimentar.
Descubrirnos a nosotras mismas. Sentirnos felices, quizás no al 100% ya que eso
nunca es posible, siempre hay algo que estropea los planes.
Pero, cuando estás rota, completamente rota, qué debes
hacer para recomponerte. Ningún médico sabe la cura pero es más simple de lo
que parece. Es una solución única que no se vende en farmacias ni
supermercados. Es una sonrisa.
Lo difícil es encontrar una que sea completamente
verdadera. De esas que te hacen llorar, o tirarte al suelo. De esas que
aparecen de improvisto, sin permiso.
Quizás esté más cerca de lo que crees. Quizás esté a la
vuelta de la esquina. O aparezca cuando el semáforo se ponga en ámbar.
Posiblemente se encuentre en nuestra habitación, escondida entre los peluches
de tu cama.
Nunca seremos conscientes de esa llamada “felicidad
aplicada a los objetos”. Si te das cuenta, todos los objetos de tu habitación
tienen una historia que contar… como aquellas gafas gigantes que compraste el
día que la luz se apagó. O como esa bola de nieve que te regaló cuando soñabas
con un palacio de cristal en el que esconder tus sentimientos. Tantos objetos
llenos de vida, que si los contemplas te sonríen y te cuentan su historia. Objetos locos.
Pero hasta que esa felicidad aparezca con esa cura
llamada “sonrisa” solo tienes que anular tu sentido de la negatividad. Hacerlo
desaparecer durante horas, días... No es imposible, nada es imposible.
Soñar. Sentir. Disfrutar. Vivir. Luchar. Amar. Sonreír…
Cómete el mundo de un bocado.
Así debéis hacer vosotros: manteneos locos, pero
comportaos como personas normales. Corred el riesgo de ser diferentes, pero
aprended a hacerlo sin llamar la atención. Nunca sabes quién puede estar detrás
del telón... o a la vuelta de la esquina.
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