En la vida hay pocos momentos
que se quedan grabados, imposibles de borrar. Algunos, por muy buenos que sean,
acabas olvidando detalles. Pero otros, con su fuerza, acaban agarrándose y
nunca se soltarán. Esos momentos no nos producen miedo, tristeza porque ese
tipo de momentos se olvidan voluntariamente. Yo hablo de otros momentos. Un
tipo de momentos que puedes llegar a vivir dos o tres veces en tu vida. Un
momento que te envuelva, acariciando cada uno de tus sentidos hasta
introducirse en tu piel llegando a rozar tu alma.
Yo conservo uno así. Un día en
la preciosa Madrid, que para mí fue como una gota de alegría en un mar triste y
oscuro. Hay momentos que no se pueden explicar con palabras, ni siquiera con
imágenes porque son tan fuertes, tienen tanta vida, que su luz desborda
sonrisas con lágrimas incrustadas. Cuando lloras de felicidad y no de tristeza,
cuando llega ese día… hay algo, un “no sé qué” que se introduce en tu corazón y
nunca más va a desaparecer. Da igual lo que rías, los años que pasen porque en
tus recuerdos ese día tomará un gran valor. Te hará llorar de una felicidad
contagiosa con una chispa de emoción revitalizante. Ese día te marcará para
siempre. Y ese recuerdo se materializará ante ti cuando lo desees. Tan
perfecto, tan uniforme. Si tuviera que dar una definición de la felicidad…
sería ese recuerdo.
Y entonces conoces a personas
increíbles que, a pesar de las adversidades, te hacen ser mejor persona. Esas
son las personas que valen, personas que cambian el mundo que tienen a su
alrededor. Personas increíbles, maravillosas cuyas sonrisas iluminarían
cualquier corazón apagado. Personas perfectas. Guardianes de nuestras sonrisas.
Personas que por algún casual han llegado a tu vida para enseñarte que sonreír
es un deber, que hay mucho más allá, que los malos momentos se superan y que
todos podemos congelar algún momento en nuestra mente para no volverlo a soltar
nunca. Algunos pueden enseñarte a amar una fotografía y que sacan de algo
horrible su mejor cara. Otros rompen barreras y reglas para elevarte hacia la
luz. Y otras están a tu lado cuando menos lo esperas. Estas personas aparecen
como por arte y deseas que nunca desaparezcan. Estas personas tan peculiares,
tan diferentes entre sí pero tan fuertes que admirarles sería decir poco. Cómo
explicar algo con palabras que nunca podrás pagar. No se puede.
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