lunes, 2 de mayo de 2016

Y así nos quedamos, en un intento frustrado.

Y duele pensar que das más de lo que esa persona está dispuesta a hacer por ti. Duele saber que el declive interno se apodera de tu ser. Pero aquí nadie puso las cartas sobre la mesa y nos perdemos entre las aguas marchitas del comienzo del invierno.
Buscamos un descanso entre las lágrimas, fugaces, que rasgan mis mejillas al contacto con sus labios. Persistimos en el intento frustrado de volver a encontrarnos. Pero tú eras más de ocaso y yo de encerrarme hasta el  amanecer.
Y así nos quedamos, en un intento frustrado.




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