la congelación de mis venas
y un susurro malhumorado.
Eres la noche que me desvela,
la luna creciente
y el beso que no llega.
Eres una nota sorda entre las teclas de mi piano,
la canción olvidada
y la sonrisa inesperada.
Eres la fuerza de mis manos,
el último empujón hacia la valentía
y la esperanza que se marchita en tus labios.
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