Algunos malos; algunos buenos.
Aquí, donde nadie me pueda encontrar.
Mi refugio de aquellos años.
La vieja estación.
Despoblada, enredándose en el óxido que los recuerdos producen, sangrantes de dolor.
A pesar del tiempo, a pesar de los años, siempre me dedica unas lágrimas al entrar por sus puertas.
Es su manera de decirme: "sigo aquí".
Aquí, en este silencio que sólo interrumpe mi alma,
me aíslo y tomo fuerzas para enfrentarme a lo que me espera ahí fuera.
Aquí, siempre aquí.
En mi vieja estación.
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