lunes, 20 de agosto de 2012

Se esfumó como el humo de aquel cigarrillo.

Descubrió que todo había cambiado. Ni la lluvia mojaba ya su paragüas ni el sol secaba su cabello. Pensó que se había disfrazado. Pero el Carnaval estaba muy lejos.
Ya no recogía el correo, ni observaba la caída del sol junto a su guitarra. No, la había tenido que vender para pagar el alquiler.
¿De quién fue la culpa? No sé, del alcohol quizás. Lo único de lo que siempre estuve segura era de que echaba de menos aquellas canciones que solías inventarte en un par de papeles mal colocados.
Pero eso quedó muy atrás. Muy, muy atrás.

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