No hace mucho, sonreír no era
tan caro.
Evitábamos los encuentros furtivos entre las espadas, envainadas en
mentiras vacías.
¿Quién rogó a Baco un poco más
de tiempo para encerrar en la caja de música sus sueños?
“Incumplidos- dictaba él-, hallarán la muerte entre cuatro paredes de latón mientras,
tú, vanidoso humano,
hallarás la soledad en cualquier rincón”.
Y no perdía la costumbre de
recordarnos sus promesas cada vez más huecas,
escritas con tinta que ya no
cesa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario