martes, 4 de noviembre de 2014

Relatos de una mente dispersa.

Quería sentir que los mundos volverían a refugiarse en la soledad de la noche. 
Bajito, susurrando, cantarían a las estrellas las batallas y venganzas planeadas; 
los logros y los sueños escondidos bajo la tela de sus banderas.
Pero la luna responde siempre con la misma pregunta que consigue evaporar la tranquilidad: 
“¿Quién eres tú?”.


Y, así, uno a uno, cada caminante evitaba sus ventanas, 
negras, vacías, con la esperanza de una nueva luz al alba...

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