La dulce e inexplicable sonrisa aguamarina de las mañanas
del mes de Mayo se encontró perdida entre los papeles arrugados del que creó
una historia a cambio del perdón.
“Nunca- decían los valientes-. Nunca perderemos la esperanza”.
Pero no
fueron ellos quienes incumplieron sus palabras
sino los corazones rotos,
perplejos,
que lloraban.
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