domingo, 21 de octubre de 2018

Somos tierra y universo.

Somos alas imponentes; miradas que se encuentran; paradas colapsadas.
Somos la luz de los ojos del que renace del infierno y de algún otro cielo.
Somos la oscuridad encarnada en esta copa de vino añejo.
Somos cuerpo; somos carne; somos células dispares.
Somos tierra y universo; lluvia y firmamento.
Somos ángeles desterrados, por cobardes y miedosos que se coronaron con nuestras debilidades. 
Somos lucha; somos fuerza y resiliencia.
Somos únicos e iguales.
Somos luz; desierto y paz; lágrimas de sal.
Somos todo y somos nada; 
            y una historia que contar; 
                 cicatrices mal cerradas
                      y muchos logros 
                                                  que nos quedan por soñar.



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