viernes, 8 de abril de 2011

Aquellos días.

Es difícil. Pero aun así, sigues. ¿Por qué? Tampoco lo sabes muy bien. Quizás porque entre tus muchos defectos está ese de ser muy cabezota. O quizás porque has luchado demasiado como para rendirte ahora. O porque simplemente no te da la gana dejar de sonreír, aunque solo sea por ellos.
En realidad, eso es lo único que tienes seguro. Es tuyo y no te lo van a quitar, eso no pueden.
Es duro, sí. Pero más duro es rendirte y negarte a seguir, a luchar. Porque, en el fondo, todo volverá a ser como antes, tarde o temprano.
Y volverás a reír a carcajadas por cada tontería como si fuera la última. Porque te lo mereces. Sí, como en aquellos días cuando todavía eras completamente feliz.

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