viernes, 29 de abril de 2011

Muchas veces ni siquiera son las palabras, sino la persona que te las dice.

Ese olor. 
Lo quieres recuperar. Quieres tenerlo a tu lado. Quieres que vuelva. Que vuelva ese recuerdo.
Quieres que vuelva él, aunque solo sean cinco segundos. Cinco segundos oliendo a él. Ese olor que está grabado en tu cabeza. Que intentas atrapar cuando está a tu lado. Que intentas recordar con el más mínimo detalle cuando estás  lejos.
Ese olor. No quieres que se vaya de tu lado. Su olor.
Y cuando hueles algo parecido, inmediatamente, aparece su imagen en tu cabeza. Su imagen. Él.  Y sientes ganas de correr y buscarlo y, simplemente, volver a captar ese olor. 
Repito, su olor. 
Porque así eres feliz.


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