jueves, 11 de agosto de 2011

Alegrías en exceso. Nervio y adrenalina en estado puro.

Es el momento exacto, preciso... perfecto.
Amor. Amor, amor, amor, amor. ¡Amor! ¡Amor! Ganas de gritarlo, bonito nombre, Amor. Amor. Joder, Amor. Precioso. Sereno. Tranquilo, y a la vez nervioso. Único. Amor.
Historias. Todas distintas, miles por minutos. Millones en el mundo. Distintas, pero iguales. Iguales, todas con Amor. Pasajero, eterno, suave, exacto, preciso, perfecto.
No. Es imperfecto. Tiene baches, tiene caídas. Pero tiene alzadas. Subidas a las nubes, y a mí me encanta. Y a ti. Y a ti también. Y a ti, ¿por qué no? También a él, también a ella... También al que se hace el duro, también a la que duda, a todos... El Amor es algo que vive con nosotros. Día a día. En las canciones que salen por la radio, en los anuncios. En las películas, en los libros de historia, en literatura. ¡Amor, joder!
Soy pesada, lo sé. Miento. Soy realista. Soy soñadora, soy yo. Yo misma. Y aquí lo dejo todo escrito. ¿Para qué? Realmente no lo sé... Pero el caso es que te lo dejo a ti. Para que lo leas, para que pienses en ello. ¿Para que pienses en mí? ¡Quién sabe!
Yo lo dejo y tú piensa lo que quieras. Y sí, quizás estoy un poco hiperactiva. Feliz, tal vez. Con sus sonrisas, sus te quieros, sus momentos, sus besos.
Y vuelvo a repetir, Amor. Y me repito, y me da igual. Hiperactividad, sí... Hiperactividad inexistente, mi autodiagnóstico es que tengo algo que no tengo. Sólo es... energía positiva.
Sí, será eso. O no sé, pero sea lo que sea... Es perfecto, es preciso, es exacto. Es exactamente perfecto, es precisamente exacto y es perfectamente preciso.


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