viernes, 19 de agosto de 2011

I miss you everyday that i can't hug you.


Echar de menos: notar la ausencia de alguien. Sentir cómo te falta algo. Algo que necesitas para vivir, algo que te hace sentir bien. Bueno, alguien. Alguien que consigue hacerte sonreír incluso cuando no tienes esperanzas. Siempre se ha dicho que la esperanza nunca se pierde pero, ¿y si simplemente nunca ha existido?
Es difícil alejarse de alguien, aún más cuando lo tenemos asumido como una gran parte nuestra. Cuando es una parte necesaria, un elemento imprescindible. Un “sin él no puedo”. Un beso, un abrazo no dado. Notas como un regazo vacío te rodea. Algo que debería estar y no está, y que duele.  Comienzas a pensar y te das cuenta de que eres un agujero negro en estado puro. Eres sentimientos, caricias, susurros, sueños, sonrisas sin un dueño específico, y duele. Sonríes recordando con melancolía el sabor de sus besos. Recuerdas que hace mucho que no los pruebas. Recuerdas esa boca que besa, que sonríe, perfecta e imperfecta, la que muerde. Esos labios. Respiras hondo. Empiezas a suspirar. Te acuerdas de su piel.
No me preguntéis porqué, pero en esos momentos en los que peor estoy, en los que me miro al espejo y solo quiero romperlo, desaparecer, esfumarme ¡Puf! Así, sin más, sin problemas, sin preocupaciones, sin que nadie se acuerde de mí, en esos momentos aparece él. Tiene el maldito don de aparecer cuando más le necesito. No lo entiendo, cómo es posible que cada vez que algo sale mal, cada vez que me tiran al suelo, detrás de cada decepción, una y otra vez, sólo me acuerde de ti. Sí, siempre.
Y te echo de menos. Porque sé que con una sonrisa tú lo solucionarías todo. Porque me quedé yo sola y aún sigo aquí. Porque digo que lo he conseguido, que lo asumí, que soy fuerte y en realidad creo que ni lo he intentado. Me quiero ir...
Irme de aquí. Desaparecer. Pero entonces, otra vez, llegas tú a un callejón. Y yo, llorando, me abrazo a ti. Y entonces me miras y me dices:
-          Dame un motivo por qué hacerlo.
-          ¿Por qué no hacerlo?
-          Porque si te pierdo, si ya no apareces con palomitas en mi puerta por sorpresa, ni me obligas a cerrar los ojos e imaginarnos en alguna parte del mundo perdidos de todos, ni te pones la alarma cinco minutos antes para despertarme con caricias, ni mis sábanas huelen a ti, ni los besos saben tan dulces... me matas. Porque estarás a años luz ya de mí, porque te fuiste, porque me quedo yo solo. Porque la vida te puso frente a mí, ese día, a esa hora, en ese lugar. Y no voy a desaprovechar esa oportunidad. No voy a perderte. Perdona mi debilidad, pero no sé por qué sin ti me es tan difícil vivir…



Echar de menos. Echarle de menos. Duele. Duele no tenerle, no tener sus besos. Duele demasiado aquí sin ti…
Así, tengo mil argumentos para morir ahora mismo, pero sabiendo que el dolor es la confirmación de que él realmente existe, tengo mil y un argumentos para seguir viviendo.

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