domingo, 13 de mayo de 2012

Piensa que es la única vida que podemos compartir.

Que desde siempre quiso ser como tú, nadie lo dudaba. Pero que te marcharas fue una sorpresa para todos. Y él se marchó contigo. Desapareció entre nosotros, se esfumó. Nunca quiso una vida normal, o eso decía él. Pero, ¿qué es una vida normal?
Desde hace tiempo pensaba en marcharse, "llegar lejos" decía él. ¿A dónde? A ningún lugar, simplemente echar a andar. Siempre hacia delante, sin mirar atrás. Todos supimos lo que eso significaba. Bueno, quizás no todos, pero yo sí. O simplemente sea el victimismo de algunas personas lo que alimenta esas lágrimas. Ya nada ha vuelto a ser igual, estamos vacíos. Sin emoción.
¿Por qué? Siempre nos preguntamos por qué te marchaste. ¿No estabas cómoda? O, quizás, todo te quedaba un poco grande. "Cada uno recibe lo que se merece". Aquello le marcó... y hoy no estás ni tú, ni él.

Recuerdo cuando fuimos todos a dormir al campo. Fuimos porque nunca habíamos dormido todos juntos bajo las estrellas. Te confesé que me encantaban sus filamentos dorados y a ti te encantaba como brillaban sus ojos con aquel resplandor. Y te miró, y fue a por ti. Y tú, inmune ante sus besos, como si fueras de hielo, como si no tuvieras corazón. Fue aquel día cuando lo supiste. Debías marcharte de su corazón. Sin hacer ruido, sin rastros ni huellas. Sin molestar mucho. Que los recuerdos son muy vagos, y tu sonrisa caprichosa. Que quien la sigue, la consigue. Pero a ti nunca te interesó llegar más allá de lo formal. Y, por eso, aquella mañana te levantaste de la cama mientras él dormía en tus recuerdos. Cogiste la maleta ya hecha escondida debajo de la cama... y te marchaste. Sin un adiós, sin una nota.
Recuerdo que te llamé toda una semana y, al final, por agotamiento y por remordimiento (aún no sé muy bien) me lo cogiste. Me obligaste a despedirme por ti de todos... incluso de él. Pero ya estaba lejos y no escuchó mis palabras.
Ya ha pasado un año, y todavía seguimos vacíos. Sin noticias tuyas. Él volvió. Siempre le gustó estar en casa. Le cogía cariño rápidamente a la gente.
Solo, espero que vuelvas algún día y nos cuentes por qué te cansaste de nosotros... Aunque aún dudo que seas capaz de enfrentarte a tus problemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario