miércoles, 13 de junio de 2012

Y mientras haya una posibilidad, una mínima posibilidad, vale la pena intentarlo.

Cortar de raíz. Sin miramientos, sin volver atrás. ¿Qué harías si todo se derrumbase? ¿Saldrías corriendo? Para eso te enseñaron a correr, ¿no? Pero hay algo más ahí que te detiene, como si una puerta cerrada con llave te impidiera el paso. Sabes que está ahí, que no tienes escapatoria. Entonces, ¿por qué intentas abrirla? No serás capaz de abrirla, está encajada, aprisionada en su funesto destino y, aún así, lo intentas. ¿Por qué sigues intentando abrirla?
- Porque hay que luchar hasta el final.

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