sábado, 2 de junio de 2012

Tengo todos los síntomas de una chica con el corazón roto.

Recuerda las noches, sola, en tu habitación cuando eras pequeña, comida por la oscuridad que acechaba en cada rinconcito y esa inquietud hasta que caías en un profundo sueño. Entonces siempre encontrabas a tu lado un peluche que te arropaba, que nunca te dejaba sola y te protegía bajo las sábanas. Un peluche que estuvo allí cuando derramaste tu primera lágrima y cuando sonreías a la luna. Estuvo allí hasta… Bueno, hasta que te hiciste mayor. Hoy, estás sola. No hay nadie al tu lado en la cama que te arrope ni te proteja de los peligros de la noche. No estará ahí para contarte cuentos con finales felices en los que el ideal caballeresco predomine en su forma.
No. Hoy, estás sola. Ese peluche ya no está ahí. Y no va a volver… Al igual que tus sentimientos.

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