martes, 24 de enero de 2012

Historias de un hombre loco.


“Es mi voluntad la que me ha empujado cada vez que he doblado las rodillas; la que nunca deja de creer que yo puedo"
Siempre dije que para poder escribir un buen libro, un buen relato, una buena historia hay que estar un poco loco. Tú siempre lo estuviste, eso hay que admitirlo. Podría decirse que es motivo de envidia entre el populacho. Quién sabe, quizás mañana me encuentre a tu altura. Pero, de momento, me conformaré con mi locura momentánea.
Sí, definitivamente estás loco. Pero te diré una cosa: las mejores personas lo están.
"Me estoy perdiendo" pensarás. Debes saber que yo ya estoy perdida desde hace un par de líneas. Mañana volveré a recordarte con tu bufanda de rayas colgada al cuello como si aquello fuera lo más vital. Perdiste el control con las botellas, y hoy voy a esconderlas en el cajón que guarda la llave inclinada. Sí, esa que siempre llevaba nuestro padre colgando del cinturón escondida tras su abrigo ruso. En definitiva, la primera premisa está concluida con el sabor amargo de aquel licor. Quizás... nuestros amigos dicen "Adiós". Yo te diré "hasta luego", que no me parece tan vulnerable a los hechos.
Omnia itinera ad Roman ducunt.

No hay comentarios:

Publicar un comentario