domingo, 22 de enero de 2012

nunca sabes dónde puedes terminar.

Lo necesito. A la persona que ha sido durante mucho tiempo la más importante de mi vida. Quiero… no sé. Saber qué es levantarte una mañana y sonreír porque vas a verle. Ponerte guapa cada día para que se enamore aún más de ti. No poder dormir la noche anterior a una fecha especial porque estás ansiosa de ver la cara que pone cuando le des su regalo... Joder, no sé. Quiero estar con él. Quiero que se me dé una oportunidad de demostrar que puedo hacer las cosas bien. Quiero ganarme sus "te quiero" y sus "te amo". Nunca por obligación. Quiero que me llame por las noches y quedarnos dormidos colgados del teléfono. Quiero dormir noches con él y despertar por la mañana juntos... Quiero darle los buenos días con un beso y las buenas noches con abrazos como si no hubiera más mundo detrás de él... Quiero ganarme su cariño. Quiero... Quiero que me quiera... Querría tantas cosas con él. Querría todo.


Que sí, que son una lista de cursiladas de las que todos podremos reírnos en un lejano futuro, pero no me importa el futuro. Lo que hice, lo que haré, lo que podría haber sido. ¿Qué? Nunca volverás a ser más bella de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí.
Me importas. No sé si eres tú, si soy yo, el mundo que me rodea o las situaciones que se crean alrededor. Pero necesito que me quieras más que nunca, y que me digas que somos solamente nosotros. Porque si no, temo no volver a serlo nunca.
Es así. Digamos que es un error. Lo das todo o eso intentas. Saltas al vacío, desde tu cima, sin estar seguro de si allí abajo, bajo toda esa niebla, habrá alguien o algo que amortigüe tu caída o, al menos, haga que el golpe no sea tan fuerte. No tienes nada seguro. Ni siquiera, si vas a sobrevivir a la caída. Esta vez no te salvará tu cara bonita. Ni tus sonrisas eternas. Ni siquiera, tu orgullo. Ese orgullo que consigue ponerte en tu lugar. No, esta vez no funciona. Esta  vez no tienes un escudo que te proteja. No tienes nada seguro. Es lo único de lo que estoy segura. Es como el universo. Es infinito. Los datos lo indican y tú crees en eso aunque no hay pruebas que lo comprueben con exactitud. Pero debes creerlo.
Así es esto, y es precioso.

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