Que sí, que son una lista de cursiladas de las que todos podremos reírnos en un lejano futuro, pero no me importa el futuro. Lo que hice, lo que haré, lo que podría haber sido. ¿Qué? Nunca volverás a ser más bella de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí.
Me importas. No sé si eres tú, si soy yo, el mundo que me rodea o las situaciones que se crean alrededor. Pero necesito que me quieras más que nunca, y que me digas que somos solamente nosotros. Porque si no, temo no volver a serlo nunca.
Es así. Digamos que es un error. Lo das todo o eso intentas. Saltas al vacío, desde tu cima, sin estar seguro de si allí abajo, bajo toda esa niebla, habrá alguien o algo que amortigüe tu caída o, al menos, haga que el golpe no sea tan fuerte. No tienes nada seguro. Ni siquiera, si vas a sobrevivir a la caída. Esta vez no te salvará tu cara bonita. Ni tus sonrisas eternas. Ni siquiera, tu orgullo. Ese orgullo que consigue ponerte en tu lugar. No, esta vez no funciona. Esta vez no tienes un escudo que te proteja. No tienes nada seguro. Es lo único de lo que estoy segura. Es como el universo. Es infinito. Los datos lo indican y tú crees en eso aunque no hay pruebas que lo comprueben con exactitud. Pero debes creerlo.
Así es esto, y es precioso.
Así es esto, y es precioso.
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