domingo, 2 de octubre de 2011

No importan los días, que pasen las horas (III)

5 de Enero.

Nuevo año, nueva vida. Nuevos recuerdos, nuevas sonrisas. Nuevas miradas, abrazos y caricias. Nuevos amigos. Todo nuevo. Quiero cambiar. Empezar bien el año, sonreír a la vida. Demostrarle que sigo aquí, que pase lo que pase, sigo de pie. Que estoy bien. Bueno, casi bien. Hace unas semanas vino al grupo un muchacho nuevo. Se llama Rui. Es un buen chico. Aunque todo el mundo parece buena persona al principio. No sé, me está ayudando bastante a olvidarte. A veces, se me olvida que aún permaneces dentro de mí. He intentado decirme a mí misma que te has ido pero creo que aún sigues estando conmigo. Me encantaría poder ser capaz de mirarte y decirte que te echo de menos, que te necesito, que realmente te necesito aquí conmigo, que sin ti el invierno es mucho más frío. Me encantaría poder marcharme, esfumarme, desaparecer. ¡Paf! Sin más. Se acabó. Irme allí donde los sentimientos no se los lleve el viento. Allí donde cada beso sepa mejor que el anterior. Allí donde los “te quiero” no se borren. Allí donde me quieras. He pensado en tirarme por el puente y acabar con este dolor que me consume cada noche. He pensado tantas cosas… pero me parece demasiado cobarde acabar con mi vida por ti, solo por ti. Estoy intentando no pensar en ti, olvidarte. Pero mi mente va por un camino, y mi corazón sigue otro muy diferente. Nunca podré unirlos. Solo puedo decir que voy a dejar el pasado atrás, con tus recuerdos. Mírame, soy fuerte, lo sé. Pero se acerca esa fecha, se acerca ese día. Esa noche llegara tan larga, tan fría. Los días dejaran en blanco mi diario, mi calendario. Por favor, no digas adiós. Solo pido un beso más, una sonrisa…
 


5 de Febrero.

Algunas veces, las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa por que debe de ser así, para conseguir un propósito, para enseñarnos una lección, para descubrir quiénes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar. Y otras veces, se van demasiado rápido…
“No pienses en eso.”
R. me está ayudando muchísimo. Hasta el punto de que se ha convertido en uno de mis mejores amigos. Nunca he confiado mucho en la gente al poco tiempo, pero, sinceramente, él me ha demostrado muchas más cosas en un mes que otras en años. En fin, así es la vida. La verdad es que es una pieza muy importante en mi vida. Le necesito. A veces, siento que le utilizo para no acordarme de él. Él. Otra vez, piensa en cosas bonitas. Sus besos. No, piensa en buenos momentos. Nuestra primera vez. No, para. Piensa en algo que quieras conseguir. A él. No, no, no, no, no, no. Olvidarle. Eso, olvidarle. –Ahg, escuece- Piensa en R. Sí, R. Es un buen amigo. Tanto, que incluso la gente piensa que me gusta. Ojalá pudiera quererle y olvidarme de… En fin.  Veo relaciones ajenas con sus problemas correspondientes, sus más y sus menos. Y le recuerdo, a él. No quiero más problemas, no quiero más recuerdos. Estoy bien con R. No quiero que piensen cosas raras. No quiero más etiquetas. Cuando me encuentro a gusto con alguien no necesito nada más, y eso me tranquiliza. Luego, no quiero que nadie piense más allá de la conexión. Es así, y es maravilloso siendo así. No pido amor, pues no estoy preparada aún.


No hay comentarios:

Publicar un comentario