Pero ese miedo a que “cualquiera” vaya y te lo quite sigue latente en tu sangre. Miedo a que entre una persona nueva en su vida, que se canse de la rutina, que seas un pesado sin darte cuenta. Y te dice un millón de veces “no te pienso dejar por nada del mundo”, pero sabes que aunque te repita eso tú seguirás con esa pizquita de miedo a perderle. Aún así, tú sigues como si nada, captando cada sonrisa y grabándola dentro de ti “por si acaso”.
Sé, que últimamente, el cambio de temperatura está haciendo que discutamos más de lo normal, que tengamos alguna que otra “crisis”, por así decirlo. Pero lo importante es como acabamos al final. Lo mejor de las discusiones son las reconciliaciones. Y sí, me equivoco. Y sí, te equivocas. Pero solo somos seres humanos, con más defectos que virtudes. Nunca lo olvides. Aún así, nos tenemos él uno al otro. Eres lo que más me importa. Y eso, ni el frío otoñal ni las opiniones ajenas pueden cambiarlo. Eres mi vida. Asúmelo, nadie puede evitarlo. Es así, y es perfecto. Y sí, siempre he ido de tío en tío, uno tras otro, hasta que tú me has hecho ser distinta. Siempre con las dudas. Siempre con un quizás. Quizás, quizás, quizás. Pero hay veces que nos quedamos solamente en un quizás porque es muy difícil decir que quieres a alguien cuando realmente le quieres. Por eso, muchas veces nos quedamos a las puertas. Pero yo no me quiero quedar a las puertas. Yo quiero pasar el resto de mi vida contigo y que NO quiero quedarme a las puertas. Cásate conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario