martes, 13 de diciembre de 2011

Cartas desde una esquina del mundo: Respuesta a inconfundido.

Querida Bárbara:



Te escribo esta carta desde las calles de París. Sí, París, la ciudad más bonita del mundo cuando hace frío, la de las luces inextinguibles, la de los besos y los cafés calientes, y los pasos apresurados sobre y bajo la nieve (sí, la de las aceras y al del cielo). No sé, me gustó tu carta, o al menos me identifiqué con lo inconfundible. Sinceramente, llevo paseando con las manos en los bolsillos por estas calles mucho tiempo, pensando, con una sonrisa nostálgica en los labios. No tengo más que un secreto, que vale por mil verdades. He llegado a esa conclusión. Y, perdona por decírtelo, pero, como con lo de los pingüinos, me niego. El amor me esquiva y me sonríe maliciosamente, y ataca cuando más desprevenido estoy. Por eso prefiero dejarlo y dejarme, y tan sólo disfrutar de París. No es ninguna alusión a mi querida M, pero la echaba de menos. El Loira me refleja otro mundo, otra vida que había olvidado un poco. La verdad, ya que estamos de confesiones, las Navidades del año pasado me las pasé borracho y cantando desafinado, tirado por las esquinas, esperando a que nevara, pero sin llegar a sentir que era Navidad del todo. No culpo ni acuso ni señalo, tan sólo te pido que estas sean diferentes.

Gracias por, sino el blog, al menos, haberme hecho sentir identificado.Atentamente, desde París,el inconfundido.

 
  
Querido Inconfundido:
En realidad, la carta va por muchas cosas... amores de un verano de hace un par de siglos, sobre mou, sobre mí... Pero debo reconocer que en tramo final pensé mucho en ti (también en mou)sobretodo por vuestro típico "el amor no existe y si existe es una mierda". No con esas palabras, claro está.
Bueno debo añadir que yo no escribo desde la deslumbrante y eclipsadora ciudad de París, sino desde un sencillo y perdido pueblecito entre las montañas. No tiene mucho que visitar, es cierto, pero los almendros se ponen preciosos en primavera, cuando se renuevan llenos de flores. Las típicas que huelen a alegría.
Respecto al amor, solo te diré una frase que a mí me ha marcado: "Si no puede hacerte daño, no te hará feliz". Creeme, es verdadera. Muy alejada de las falacias comunes de la capital. Ya tendremos una pequeña charla sobre eso si lo deseas.
Y, refiriéndome a Invierno,las pasadas navidades no fueron buenas ni mucho menos para ninguno de nosotros en mi opinión. Me encantaría que estas fueran las mejores o, al menos, inolvidables aunque solo sea por el efecto de las sonrisas al caer los copos de nieve que hacen desaparecer la ciudad helada. Nos merecemos unas MUY felices navidades.
Me despido con un beso fugaz y un abrazo invisible.
Atentamente, Bárbara.

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